octubre 31, 2023

El otro día mientras mi hija mayor estudiaba para un examen, me dijo: "mamá, no sé si me gusta esto de crecer". La miré con ternura y me dejó pensando en que crecer, no importa a qué edad, siempre es un proceso incómodo. No obstante, si no lo resistimos, es un tránsito que nos dirige hacia un estado de mayor apertura, liberación, madurez, perspectiva y conciencia.

Crecer viene del latín
crescere cuyo significado es aumentar el tamaño por medio de un desarrollo orgánico natural. Ese "tamaño" puede ser físico, pero también espiritual o de conciencia, por eso, siempre podemos escoger seguir creciendo de distintas formas a lo largo de toda nuestra vida. Crecer implica destruir o dejar atrás algo existente (generalmente creencias arraigadas y limitantes con las que nos educaron)  para dar lugar a algo nuevo, de mayor "tamaño" o dimensión, y suele traer consigo una transición incómoda, a veces, incluso dolorosa. Ese impass, de "no control", de "no saber" puede asustar, por eso, muchas veces, incluso de forma inconsciente, escogemos no seguir creciendo, y quedarnos en lo pequeño conocido, sin importar las limitaciones o la parálisis que eso suponga en nuestras vidas.

No es que crea que tengamos que estar creciendo constantemente, pero sí pienso que la vida nos va presentando oportunidades para aumentar el "tamaño" del reconocimiento de la intuición, el amor, la conciencia y la plenitud que somos, y únicamente está en nosotros el elegir abrirnos a ellas. Si estás en una de esas encrucijadas y te estás resistiendo,
no tengas miedo, ábrete a lo que hay, sin tratar de cambiar nada. Probablemente sepas, de procesos anteriores, que todas esas turbulencias, esos sentimientos que ahora te pueden estar incomodando, son temporales. Y que si no los juzgas, ni te dejas guiar por ellos, y les das el espacio y la quietud que te están pidiendo, pasarán y te llevarán a un lugar mucho más "grande". Dejar ir no es fácil, pero si conseguimos ignorar esa idea de perfección que siempre andamos buscando, tenemos paciencia, y nos tratamos con suavidad y cariño, el camino será mucho más suave y fluido. Ten siempre presente que todas las "tormentas" pasan y, siempre, vuelve a salir el sol. Pero en este caso, uno mucho más grande, radiante y luminoso.